
Lecciones de una pandemia
En ocasiones los cambios llegan a la vida de manera brusca para obligarnos a soltar y siento que ese ha sido mi aprendizaje con toda esta incierta situación. Acostumbrada a la practicidad que me caracteriza para encontrar prontamente maneras de resolver alguna situación, mi primera lección ha sido pausar. Pausar para observar con detenimiento mi ser y el sentir de las personas que me rodean, pausar para reorganizarme y comprender que no puedo seguir haciendo lo mismo, porque la realidad es otra; y pausar para acordar conjuntamente en el ámbito del trabajo en qué nos focalizaríamos.

La pandemia nos invita a celebrar el don de la vida
Estoy convencido de que, como en sus orígenes, es esa búsqueda la que anima nuestro movimiento educativo y, a la vez, se convierte en el combustible que anima el trabajo de cuantos formamos parte de una escuela de Fe y Alegría. Hay quienes afirman que no estábamos preparados para afrontar una pandemia como la que estamos viviendo; nada más lejos de la realidad. Los que estamos involucrados en la Educación Popular, conocemos de la lucha diaria de cada familia y del valor de la comunidad para vencer la adversidad.