Buzón del lector

Reflexiones y preguntas en esta cuarentena social por el Covid-19

Ante todo, hagamos una breve pausa para re memorar lo que cada uno ha vivido desde el inicio de la pandemia. No han sido meses – fáciles ni sencillos; por el contrario, estar amenazados por ese enemigo invisible que paralizó al planeta entero, nos hizo cambiar no solo la rutina diaria personal y familiar, sino también muchos procesos como, por ejemplo, el educativo que nos obligó a implementar la modalidad de la educación a distancia.

Soy mamá de una niña que está en Educación Inicial y me tocó vivir, además de escuchar, cosas sorprendentes sobre los trabajos propuestos en la es­cuela desde el 13 de marzo del año pasado cuando se suspendieron las clases presenciales a nivel na­cional. Durante ese proceso, me fueron surgiendo muchas preguntas que aún hoy persisten. Son in­terrogantes para reflexionar lo que hicimos y cómo lo hicimos; es decir, debemos autoevaluarnos para seguir ofreciendo a los niños, niñas y jóvenes una educación de calidad.

¿Las herramientas y guías, que se diseñaron y desarrollaron, sirvieron y generaron aprendizajes significativos en el estudiante?, ¿eran propuestas redactadas de manera que cualquier miembro de la familia podía acompañar al estudiante?, ¿ayudaron a crecer de manera humana?

Todas esas herramientas y plataformas digitales que escuchamos y hemos empleado para participar en diversos eventos en línea usando nuestros dis­positivos móviles y computadoras, ¿habrán servido para algo? Las actividades a través de Zoom, Jitsi, WhatsApp, la radio, la televisión y la Meet, entre otras, ¿las estamos aprovechando al máximo? ¿Qué sucede con aquel estudiante que no tiene algún re­curso para conectarse, que su internet es fatal o ca­rece de un teléfono inteligente? ¿Hemos pensado en esas personas y cómo darle respuesta al que necesita ser atendido, buscando mejorar los medios para lle­gar al máximo en nuestros avances en la educación? ¿Seguimos siendo creativos en la búsqueda de solu­ciones a esos inconvenientes?

Como docentes, ¿estamos haciendo un uso efi­ciente de la información que recibimos de tal for­ma que esos contenidos promuevan verdaderos co­nocimientos que podamos desarrollar con nuestros estudiantes? En estos momentos son ellos los que más necesitan de nuestra compañía, de un abrazo, de aquellas lindas palabras de bienvenida. Aunque no estemos en un aula de clase o recorriendo los pasi­llos de las escuelas, estos meses de aislamiento han servido para que nos reconozcamos en nuestros dis­tintos roles como persona, amiga, docente, mamá, papá, abuela o el de aquel que por gusto y amor se ha involucrado en este proceso de “educar en la dis­tancia”; nos han servido también para conocer más de contenidos y estrategias, para valorar nuestras destrezas y habilidades, para mantenernos informa­dos, siempre que hayamos manejado adecuadamen­te esos conocimientos, además de haberlos aprove­chado y generado otros que nos permitan lograr los objetivos propuestos.

¿Será que este tiempo ha servido para que nos conozcamos un poco más y conozcamos nuestras debilidades, dificultades y, sobre todo, las metas, ob­jetivos y proyectos que queremos poner en práctica?

Lo más importante de esta obligada pausa es que nos brinda una oportunidad de revisarnos para des­cubrir dónde están nuestras fallas, y preguntarnos: lo que hago, ¿lo hago por amor o solo por cumplir?, ¿me siento motivada o preocupada por no tener los medios para ir de la mano con una realidad tan cam­biante, especialmente porque cada día surgen he­rramientas novedosas que van reemplazando las ya conocidas? ¿Has revisado tu autoestima, tu Yo inte­rior?, ¿estás haciendo las cosas bien o necesitas va­lorar y provechar más los recursos que tienes, desde una hoja de reciclaje hasta un cuaderno de apuntes?

¿Te has puesto a pensar qué vendrá después de esta pandemia, cómo será tu vida? Si no hay duda de que la forma de trabajar será diferente, ¿te has preparado para afrontar el trabajo desde otra pers­pectiva?

¡Y continúan las preguntas! Ahora ¿qué nos es­pera?, ¿cuáles serán las prioridades, contenidos, juegos, dinámicas, estrategias de interioridad,… que plasmaremos en las guías de aprendizaje?, ¿qué habilidades para el aprendizaje autónomo debemos reforzar?, ¿cómo será nuestro acompañamiento, me­diación y apoyo?, ¿cuáles serán nuestras responsabi­lidades y las de cada familia?

Los centros educativos han dedicado tiempo a fortalecer la educación de sus alumnos adaptándose al proceso de educación a distancia usando herra­mientas tecnológicas y la elaboración de los porta­folios como evidencia de aprendizaje, entre otras estrategias. Ahora es necesario pensar qué debemos mejorar para este nuevo año escolar, pues el Minis­tro de Educación ya señaló que se seguirá trabajando bajo la misma modalidad mientras sea necesario. Por ello, es indispensable reforzar el acompañamiento, considerar las dificultades que surgieron y buscar nuevas formas de enfrentarlas, valorar las habilida­des y destrezas adquiridas, ayudar a los padres y re­presentantes en el uso adecuado de las herramientas tecnológicas que tengan a su alcance, consultarlos y conocer sus opiniones para seguir avanzando en el proceso.

Seguimos en esta reflexión conociéndonos y re­conociendo a aquel que está entusiasmado en supe­rarse, en aprender a valorar lo que tiene y trabajar con eso más allá de las dificultades que puedan pre­sentarse, y buscar respuestas para seguir avanzando.

Este proceso nos enseñó que podemos trabajar desde la distancia, aprovechando al máximo las tecnologías como medio de aprendizaje y comuni­cación; pero también nos enseñó que cada uno de nosotros debe poner un granito de arena para valorar lo aprendido más allá de cumplir con una tarea. La idea es que seamos capaces de transferir ese apren­dizaje a otros contextos y podamos evidenciar que somos capaces de abordar cada situación, ya que la realidad es cambiante. Por ello, hay que prepararse permanentemente para dar respuestas en todos los niveles y modalidades.