
La Educación a distancia (EaD) es una modalidad de estudio que posee una filosofía propia que determina su forma de implementación; por ello, es importante comprender cómo se puede aplicar en la Educación Media General. Para esto, desarrollaré lo que he denominado cuatro ejes críticos indispensables para asegurar la calidad y pertinencia en la mediación de aprendizajes a distancia de cara a la contingencia ocasionada por la presencia del Covid-19, que ha originado situaciones preocupantes tan comentadas en las redes sociales debido al exceso de tareas, la falta de organización y claridad en los procesos tanto de enseñanza y aprendizaje como en la forma de evaluación y respecto al alcance del acompañamiento docente. A continuación, explico cada uno de estos ejes.
- Cambio de paradigma hacia una visión de la educación como un sistema integral e integrador
En el “Informe a la UNESCO de la Comisión Internacional sobre educación. La educación encierra un tesoro”, conocido como “Informe Delors” (UNESCO, 1996), se exhorta a un cambio desde el paradigma de la educación tradicional centrada en los aprendizajes académicos hacia otro orientado hacia la educación integral del ser humano en cuatro ámbitos: el saber (conocimientos), el hacer (habilidades), el ser (desarrollo del ser, la personalidad) y el convivir (capacidad de vivir pacíficamente con otros).
En este mismo orden de ideas la UNESCO solicitó a Edgar Morín que desarrollara unos lineamientos para comprender mejor este cambio, surgiendo así el famoso escrito “Los siete saberes necesarios para la educación del futuro” (Morín, 1999), de los cuales quisiera destacar los siguientes:
a) El conocimiento pertinente, el cual exige una visión integradora de la realidad ubicando el conocimiento en el contexto y en el conjunto, superando así la fragmentación del saber en parcelas disciplinarias.
b) Enseñar la condición humana, saber que no requiere mayor explicación: implica ayudar a comprender lo que nos hace humanos, quiénes somos, cuál es nuestro rol en el planeta.
c) Enseñar a enfrentar la incertidumbre, ya que lo único cierto y permanente es el cambio; de manera que las personas deben contar con herramientas para afrontarla.
d) Enseñar la comprensión como camino para la comunicación humana y la construcción de sociedades pacíficas.
Este cambio paradigmático de la educación nos colocaría en el camino correcto para dar respuesta a interrogantes como: ¿por qué avanzamos tanto en ciencia y tecnología y tan poco como seres humanos?, ¿por qué tenemos millones de profesionales en diversas áreas del saber, pero, incapaces de comprender y comprenderse, de vivir pacíficamente, de construir sociedades justas, de solucionar problemas básicos de la humanidad como la pobreza, la sostenibilidad, la equidad y la vivencia de valores éticos y morales?
La Educación, con mayúscula, según la Organización de las Naciones Unidas (ONU, 2015), posee todas las potencialidades para lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de cara al 2030. De hecho, la Educación de calidad para todos es el cuarto ODS, cuya finalidad es asegurar una educación inclusiva, equitativa y de calidad y promover oportunidades de aprendizaje a lo largo de toda la vida, como modo de cambiar la vida de las personas.
2. Conocimiento de los elementos característicos que configuran la EaD
Este segundo eje crítico tiene gran relevancia, pues cuando propiciamos procesos formativos a distancia, debemos tener claro que no podemos actuar de la misma forma como lo haríamos en la presencialidad, de manera que me enfocaré en tres de los principales elementos característicos de esta modalidad de estudio.
a) Separación física
Es la característica definitoria más obvia de la EaD: profesores y estudiantes se encuentran separados espacial y temporalmente, aunque con las posibilidades de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC), pudieran generarse espacios sincrónicos en los cuales, a pesar de la no contigüidad física, pudieran estar temporalmente sincronizados.
De esta distancia física se derivan consideraciones de gran importancia relativas a las decisiones que se deben tomar tanto desde la administración educativa como por los propios profesores, respecto al cómo, con qué medios, recursos y materiales vamos a diseñar los procesos de enseñanza-aprendizaje a distancia.
Moore, citado por Barberá y otros (2001), quien es un estudioso de la EaD, señala que la separación que se da en este tipo de formación no es sólo física, sino que también es emocional y afectiva.
Moore considera el proceso de educación a distancia como la “transacción” que tiene que permitir cubrir la separación de espacio y/o tiempo entre profesores y estudiantes, y concibe la distancia como un espacio psicológico y de comunicación que debe ser cruzado.
De manera que en un proceso
formativo a distancia debemos esforzarnos por reducir esa distancia transaccional, mediante la incorporación de espacios para la comunicación e interacción, espacios para resolver dudas académicas, generar discusiones sobre temas de estudio, dialogar en torno a la evaluación, el tiempo de que disponen los estudiantes para desarrollar la actividad, brindar apoyo motivacional y, por supuesto, el espacio para la socialización entre pares. No olvidemos que la educación es ante todo un hecho socializador, por lo cual debemos propiciar que nuestros alumnos puedan estrechar lazos afectivos, además de desarrollar el sano y necesario sentido de pertenencia al grupo.
b) Diseño de las experiencias de aprendizaje
El segundo elemento característico que quisiera mencionar es el relativo al diseño de la instrucción. Si la planificación didáctica es importante en la educación presencial, el diseño de la instrucción es fundamental en un proceso formativo a distancia, debido precisamente a la separación existente entre los actores.
El diseño de la instrucción implica la definición y establecimiento de los objetivos y contenidos a tratar, diseño y selección de materiales, recursos, además de la definición de las formas de evaluación, canales de comunicación, mecanismos de entrega de asignaciones, entre otros aspectos. En fin, se trata de un proceso previo a la implementación que exige que cada uno de los elementos del diseño se piense, estructure y desarrolle antes de su puesta en marcha.
Esto quiere decir que en la EaD no se vale la improvisación; todas las cartas deben estar sobre la mesa al momento de dar inicio al proceso formativo, para que el estudiante pueda organizar su tiempo de estudio, conocer y comprender qué debe aprender y qué se espera de él, posibilitando de este modo un uso más eficiente del tiempo y de los recursos formativos.
Tal y como señalamos en el literal anterior en torno al cambio de paradigma de la educación, dada la distancia entre los actores, debemos tomar en cuenta un concepto de gran importancia trabajado por Holmberg, citado por Barberá y otros (2001), como es el de conversación didáctica guiada.
Holmberg entiende la naturaleza de la educación a distancia como un proceso de comunicación con un inminente carácter dialógico, definiendo así la EaD como una conversación didáctica guiada; por lo cual afirma que “un proceso de educación a distancia de calidad se debería desarrollar como una conversación guiada que, a partir de un conjunto de rasgos distintivos, orienta y facilita el aprendizaje”.
De igual manera señala que esta conversación didáctica guiada influye en la motivación del estudiante, pues permite generar un vínculo emocional con el profesor:
• Los sentimientos de relación personal entre los profesores y los estudiantes promueven el placer de estudiar y la motivación.
• Estos sentimientos pueden ser impulsados a través de los materiales de estudio y mediante los diferentes canales de comunicación establecidos.
• Es importante crear una atmosfera signada por la empatía con los estudiantes, mediante un lenguaje que motive una conversación cordial y favorezca los sentimientos de relación personal (Holmberg, citado por Barberá et al., 2001).
Por su parte García (2012) alude al diálogo didáctico mediado, refiriéndose a todas las posibles formas de diálogo (interacción) que pueden y deben generarse en el contexto de la formación a distancia: con los materiales, con los profesores (tutores), entre pares. Este diálogo es didáctico por su finalidad y es mediado precisamente porque no se da en un escenario cara a cara, sino mediante alguna herramienta tecnológica: teléfono fijo o móvil, correo electrónico, plataforma de aprendizaje, blog, redes sociales, entre otros.
c) Cambio en el rol de estudiantes y profesores
Como hemos podido evidenciar en los dos literales anteriores, la educación a distancia difiere en la forma en que se desarrolla el proceso (separación física) y en el diseño de las experiencias de aprendizaje y la mediación de aprendizajes, la cual se da a través de medios, que pueden ser muy variados y no solo a través de Internet. Podemos citar como ejemplos al Instituto Radiofónico Fe y Alegría (IRFA) que se apoya en la radio y el pregrado de la Universidad Nacional Abierta (UNA), que se basa fundamentalmente en el libro impreso, aunque en los últimos tiempos ha ido migrando a materiales en formato de textos digitalizados.
Es importante comprender que en la EaD se evidencia un cambio del foco que comúnmente se acepta en educación presencial, donde la clase magistral es el mecanismo principal de transmisión de conocimientos y, por tanto, la acción del docente ocupa un lugar principal: es quien enseña y transmite conocimientos; es decir, el centro está puesto en el proceso de enseñanza. Mientras que en la EaD este se traslada al proceso de aprendizaje; en otras palabras, las experiencias de aprendizaje se presentan mediante itinerarios formativos a través de diversos materiales, recursos y medios seleccionados y organizados por el docente, pero, que requieren un rol activo por parte del estudiante, quien pasa a ser el principal protagonista de su propio proceso de aprendizaje.
En consecuencia, se derivan cambios en los roles tanto de los profesores como de los estudiantes que presentamos de manera resumida a continuación.
• Rol del profesorado en escenarios formativos a distancia
Los profesores pasan de ser meros transmisores de conocimientos a ser acompañantes del proceso de aprendizaje, para lo cual deben desarrollar competencias que les permitan convertirse en:
– Consultores y curadores de información de calidad.
– Creadores de contenidos.
– Diseñadores de experiencias de aprendizaje innovadoras y significativas.
– Facilitadores de aprendizaje, guías, acompañantes, tutores con habilidades para la comunicación a través de diversos medios.
– Empáticos y flexibles.
– Competentes para diseñar, organizar y dirigir la experiencia de aprendizaje de forma efectiva a través de diferentes medios.
– Con competencias para el uso pedagógico de las TIC.
– Con capacidad para trabajar en redes de colaboración con otros docentes.
(Corredor, 2015; Cabero, 2006; Garrison y Anderson, 2006; Marcelo, Puente Ballestero y Palazón, 2002):
• Rol del estudiante en la EaD
El estudiante, por su parte, pasa a tener un rol más activo al convertirse en el principal responsable de su propio aprendizaje, en consecuencia debe:
– Desarrollar habilidades para el estudio independiente, lo que le exige ser organizado, disciplinado, responsable.
– Desplegar la capacidad de organizar de manera eficiente su tiempo de estudio y cumplirlo.
– Aprender a comunicarse por escrito, con claridad y a través de diversos medios con fines académicos (correo electrónico, foros, redes sociales, blogs, chat, videoconferencias, entre otros).
– Dominar la lectura y la comprensión lectora.
– Desarrollar competencias para el uso del computador, el Internet y las TIC con fines formativos.
– Poseer habilidades para trabajar en equipo con mediación tecnológica.
– Demostrar actitudes de respeto y tolerancia por las opiniones de los demás.
– Aprender a utilizar la web con fines formativos.
(Cabero, 2006; Garrison y Anderson, 2005; Marcelo, Puente y otros, 2002).
3. Planificación de los procesos de enseñanza y aprendizaje mediante metodologías
activas-tareas significativas
En escenarios formativos a distancia se requiere planificar propuestas de aprendizaje donde las metodologías activas y participativas tienen un papel de gran importancia, ya que facilitan a los estudiantes asumir un rol más activo en la consolidación de sus aprendizajes.
La selección de las metodologías debe responder a los objetivos de aprendizaje, los contenidos a aprender y las posibilidades reales de su aplicación, según el contexto de nuestros estudiantes.
Se pueden mencionar gran variedad de métodos activos que seguramente se emplean también en clases presenciales como son: los estudios de casos; el aprendizaje basado en proyectos; investigaciones guiadas; trabajos en grupos para resolver problemáticas dadas en un ámbito específico; argumentación y refutación a través de foros, chat y videoconferencias; wikis; círculos de aprendizaje colaborativo; bitácoras y portafolios, flipped classroom o clase invertida, entre otros.
Es muy importante que los estudiantes comprendan muy bien en qué consiste el trabajo que deben realizar, lo cual exige que los pasos y acciones a ejecutar estén claramente definidos, y que sientan que estas actividades son útiles e interesantes para lograr los aprendizajes propuestos. Únicamente de esta forma lograremos que se motiven, se involucren activamente y coloquen el máximo esfuerzo en su ejecución (Cabero y Román, 2008). Una actividad pobremente planteada, sin criterios claros o poco interesantes, está destinada al fracaso.
4. Evaluación integral basada en competencias
Como último eje crítico, pero no por ello menos importante, nos referiremos a la evaluación, la cual debe concebirse como un proceso integral y no como un apéndice del proceso de aprendizaje, cuya única función consiste en acreditar “aprendizajes”.
La evaluación debe ser parte integral del proceso. En la EaD es así debido, entre otros aspectos, al hecho de que la instrucción se diseña antes de la implementación; por lo tanto, el estudiante a distancia, desde el momento mismo que inicia su proceso formativo, debe saber qué se va a evaluar y cómo. Esta información es de suma importancia, pues le permite planificar su tiempo y las acciones a seguir para el desarrollo eficiente de su aprendizaje.
En la EaD es muy común el empleo de la evaluación formativa, la cual consiste en incorporar a lo largo del proceso ejercicios, preguntas activadoras de aprendizaje, pre-test y post-test, organizadores gráficos, resúmenes, que le permitan al estudiante poner en marcha procesos metacognitivos que favorezcan la autorregulación de los aprendizajes.
Por otra parte, la evaluación de los aprendizajes debe basarse, como dijimos antes, en los objetivos previamente establecidos, para lo cual debemos poner en marcha metodologías activas, tal como se propuso en el literal anterior; es decir, las estrategias de evaluación de los aprendizajes, suelen estar conformadas por las actividades que se presentan a los estudiantes para su ejecución, las cuales pueden ser abordadas de manera individual o grupal.
Adicionalmente, se recomienda el uso de rúbricas de evaluación, las cuales son instrumentos que están disponibles desde el inicio mismo del proceso y orientan al estudiante acerca de los aspectos que serán valorados. Una rúbrica de evaluación no es otra cosa que una tabla de doble entrada donde, en la entrada vertical se presentan los criterios de evaluación, mientras que, por la entrada horizontal, se señalan los indicadores de logro de dicho criterio, que pueden ir desde “Excelente” a “Insuficiente” si empleamos una expresión cualitativa o ser representados por puntuaciones en caso de emplear una expresión cuantitativa según los estudiantes cumplan o no con los criterios establecidos.
Entre las ventajas de las rúbricas podemos destacar que orientan la actuación del estudiante ya que le guía acerca de los aspectos a los que debe prestar más atención y facilitan al profesorado la evaluación de los productos, lo que aumenta su claridad y objetividad.
Para finalizar, quisiera compartir con los profesores cinco propuestas que deben tomarse en cuenta al momento de diseñar un proceso formativo a distancia:
– Reduce la distancia. La cual, como hemos visto, no es solo geográfica o espacial y temporal, sino que se da también a nivel emocional. Incorpora diversos medios de comunicación que estén tanto a tu alcance como al de tus estudiantes, para hacerles saber que estás allí presente. Si está en tus posibilidades, crea grupos en WhatsAap o telegram o abre un aula en Edmodo, para así facilitar la socialización entre los alumnos en una red segura. Eso sí, es importante establecer normas de uso y participación o netiquetas, que no son otra cosa que normas de cortesía en la web.
– Menos es más. En lugar de grandes listas de tareas, diseña una actividad o tarea integradora que movilice al estudiante a involucrarse de manera dinámica, activando de este modo procesos cognitivos superiores y la motivación de todo el grupo. De ser posible, trabaja de manera interdisciplinaria con colegas de áreas afines, lo cual permitirá generar un aprendizaje más integral y holístico.
– Apóyate en buenas prácticas. En la web podemos encontrar infinidad de docentes que comparten sus buenas prácticas e innovaciones. Si puedes, únete a redes de docentes para que puedas sacar el máximo provecho a los conocimientos colectivos.
– No olvides trabajar los ámbitos del ser y convivir. Puedes emplear vídeos cortos que se encuentran en YouTube para promover los valores, el desarrollo del ser, del convivir, el manejo de las emociones, la resolución pacífica de conflictos y muchos otros temas. Luego, propicia el diálogo y la reflexión grupal mediante las herramientas de comunicación.
– Sé innovador y creativo. Recuerda que trabajas con adolescentes. Toda tu planificación, además de basarse en los objetivos curriculares, debe tomar en cuenta las necesidades y motivaciones del grupo etario con el cual trabajas y, por supuesto, el contexto donde se encuentran y las posibilidades reales de acceso a los recursos. Verás que muchas veces con un simple power point puedes hacer maravillas.