Fe y Alegría Universitaria, 25 años con Venezuela

La revista Movimiento Pedagógico se une a la celebración del 25 aniversario del Programa de Educación Universitaria de Fe y Alegría Venezuela y, para ello, comparte en la edición número 67 sus aprendizajes, logros y retos, en los textos producidos por sus fundadores y protagonistas. Esta es una edición especial para hacer llegar a nuestros lectores la incidencia de un programa que recoge las motivaciones del padre José María Vélaz (1984), expresadas en sus Cartas del Masparro:

“Siendo Fe y Alegría un movimiento educativo, tiene que pensar en la universidad, como en la corona de sus iniciativas. No hay pueblo que pueda confiar la defensa de sus derechos y de su dignidad cívica y cristiana a gentes sin estudios superiores. Esas gentes deben salir básicamente de su propio seno. Es claro que podemos iniciar vigorosas acciones catalizadoras y despertadoras otras, de personas de extracción social y cultural más alta, pero no prepararemos un pueblo, capaz de regirse a sí mismo con talento y con acierto, si no equipamos a los mejores con las armas del espíritu y de la técnica que nos ofrece la universidad”.

Estas palabras han inspirado la historia universitaria de Fe y Alegría desde sus inicios, convencidos de que hay que brindar la mejor educación a los más pobres, para que puedan hacerse cargo de la transformación de sus vidas y de su entorno. Una educación con un sello muy particular que la distingue de otras universidades: su formación como personas y como cristianos, en el marco de una espiritualidad ignaciana y de la educación popular como propuesta ética, política y pedagógica, que caracterizan al Movimiento.

Así nacieron los Institutos Universitarios Jesús Obrero (IUJO) y el Instituto Universitario San Francisco (IUSF), conformando hoy el programa Fe y Alegría Universidad, para dar respuesta a las necesidades de formación en “espíritu y técnica”, a los jóvenes de sectores populares que no tenían acceso a estudios superiores. A lo largo de estos años la Universidad venezolana se ha reinventado, especialmente en medio de la crisis humanitaria compleja y sostenida que se declaró en el país al inicio del año 2016 y que se agudizó con la Covid-19 en el año 2020. La migración de docentes y alumnos, los pocos recursos asignados por el Estado venezolano afectando el salario de los trabajadores, el deterioro de la infraestructura, las dificultades de acceso a la conectividad, el deterioro de los servicios públicos y otras tantas situaciones, se convirtieron también en el impulso para encontrar nuevos modos de garantizar la permanencia de los alumnos en las aulas y asegurar con éxito su prosecución. Por otro lado, los docentes han dado muestra de su compromiso con la educación adaptando sus conocimientos y experiencias a las nuevas realidades.

En los momentos actuales es fundamental la lectura permanente del contexto de modo que puedan ser identificadas las diferentes situaciones en las cuales la educación universitaria debe poner los énfasis para aportar soluciones. Vivimos una realidad de continuos cambios, especialmente en los ámbitos tecnológicos y laborales, lo que obliga a revisar la oferta educativa en los tres ámbitos que caracterizan a la educación universitaria: académico, investigación y extensión. Esto implica una oferta curricular pertinente, que garantice una formación en las competencias necesarias para la inserción laboral y el autoempleo, respuestas adecuadas a los grandes problemas que nos aquejan garantizando la producción de nuevos conocimientos y alternativas, además de una relación constante con las comunidades, las empresas privadas y los organismos públicos.

En palabras de Arturo Peraza, en una entrevista concedida para el Papel Literario de El Nacional, el 3 de diciembre de 2023, una universidad debe: “Desarrollar la capacidad de compromiso con el contexto social venezolano”, y “crear unas respuestas de contexto alternativo”, además una universidad católica se ocupa de “una visión integral del ser humano”.

“…hay una dimensión personal en cada uno de los miembros de la comunidad universitaria, y que requiere un proceso de desarrollo y acompañamiento. No es solamente la dimensión intelectual, sino que hay una dimensión trascendente, interior, de búsquedas personales, que en este momento tiene muchísima importancia a nivel global. La universidad tiene que decir: “nosotros tenemos una espiritualidad que puede acompañarte en tu proceso de búsqueda personal, que puede iluminar, que puede ayudarte a encontrar una verdad interior que inspire tu vida”.

Encontrarás en las siguientes páginas esta visión de universidad, que se compromete con su entorno y que acompaña los procesos personales con el propósito de garantizar la formación de personas competentes, conscientes, compasivas y comprometidas, como cualidades que caracterizan una educación de calidad. Competentes, porque utiliza el aprendizaje adquirido para construir y servir. Conscientes, es decir, invitadas a co-crear este mundo, cuidarlo y hacer el bien a sí mismo y a los otros. Compasivos, con sensibilidad para responder a las necesidades de los demás, siendo solidarios con el hermano. Comprometidos porque comprende las causas de todos los males y construye oportunidades de vida digna. Finalmente una educación que forma hombres y mujeres para los demás.

La historia de la creación de los institutos universitarios es recreada en la sección de Reflexiones, así como también la construcción de su identidad y del docente necesario, en palabras de Jesús Orbegozo como fundador y de Luis Ugalde. El Dossier nos coloca en el contexto de una educación universitaria tecnológica pensada para Fe y Alegría, considerando los desafíos en el mundo digital y los ejes que deben caracterizar el proceso formativo para dar respuesta a las demandas del mundo laboral y productivo.

En 25 años de trayectoria son muchas las Experiencias desarrolladas y que han dado al programa Fe y Alegría Universidad, una particularidad que la distingue de otras instituciones universitarias. La Formación Complementaria como una oportunidad para hacer confluir elementos propios de su formación profesional y como persona. El acercamiento a las comunidades para conocer sus realidades y aportar soluciones, desde antes y más allá de la Ley de Servicio Comunitario. La especial atención a las poblaciones más vulnerables para crear oportunidades de inclusión. La formación especializada desde los propios territorios para contribuir al sector agropecuario y forestal. El fortalecimiento de la espiritualidad desde la gestión, de manera que se constituya en un eje transversal de la vida universitaria, son muestra del compromiso por una educación integral y de calidad pero también una demostración de lo que es posible llevar adelante, aún en medio de las dificultades, cuando hay sentido de pertenencia y compromiso por la misión compartida.

No detenerse ante las adversidades y enfrentar los retos que se presentan ha permitido que el programa se revise constantemente para dar respuestas oportunas y pertinentes, de allí que la experiencia de la renovación y la búsqueda de la sostenibilidad, sitúan al programa de cara al futuro. Son dos experiencias producto del discernimiento, la construcción colectiva y el diálogo permanente con otras experiencias y saberes. En nuestra acostumbrada sección de Ideas para el aula podrás encontrar recomendaciones para potenciar tu trabajo en la virtualidad a través de las aulas virtuales, una herramienta que llegó para quedarse en el marco de la educación a distancia que ya las universidades venían desarrollando. No podía faltar además nuestra recomendación para alimentar también tu crecimiento personal a través de la lectura, por eso en He leído te recomendamos un texto muy especial en el que te encontrarás con un Jesús líder que deja para ti un modelo de pedagogía como un modo de ser y proceder.

Disfruta de esta revista, haznos saber tus comentarios, pero especialmente recuerda nuestra invitación a compartir con nosotros tus experiencias y saberes.

Entradas relacionadas