Compartiendo inquietudes aprendo más

(Movimiento Pedagógico Nº 51 – octubre, 2012)


Motivar a los estudiantes para que formulen sus preguntas y aclaren sus dudas sobre un tema, no es una tarea que va en una sola dirección. Cuando el docente se enfrenta por primera vez a una situación o no sabe cómo manejar un problema, también puede acudir a sus pares para resolver sus dilemas. Esto es lo que hicieron los docentes de la U. E. “Dr. Leopoldo Yanes”.

Suárez y Romero, autoras de esta experiencia, hablan sobre cómo respondieron ante las dificultades que atravesaban los estudiantes con su aprendizaje y además no podían resolver en el salón de clases. La experiencia se centra en la organización de un espacio de apoyo al docente, donde estaban involucrados la escuela y los representantes para apoyarlos a superar las mismas.

Para nosotros, esta experiencia es muy valiosa porque demuestra que el trabajo cooperativo entre escuela, docente y representante, apoyado en el diálogo, es posible y permite una educación contextualizada, pertinente y efectiva, centrada tanto en las necesidades del estudiante como en las del docente.

Durante el año escolar 2009 – ‘10 en la Unidad Educativa “Dr. Leopol­do Yanes”, ubicado en la Av. 112-A San Juan María Vianney del barrio “Cabriales”, en Valencia, estado Carabobo, se dio inicio a la comunidad de apren­dizaje “La esperanza”, con el deseo de indagar y colaborar en la resolución de algunos problemas presentes en el trabajo con los alumnos. Logra­mos involucrar a los padres, representantes y docentes, mediante el apoyo del coordinador pedagógico y el equipo directivo, con el propó­sito de ayudar a nuestros estudiantes a superar dificultades en sus estudios.

Ya teníamos cierta experiencia es este aspec­to, dado que en el período ‘08-‘09 la institución había trabajado con los padres y representan­tes de la I Etapa del turno matutino mediante la Escuela de padres, obteniendo resultados muy significativos no únicamente por la experiencia en sí sino por la información que adquirimos de las situaciones que vivían muchas de las familias de nuestros estudiantes (en las cuales existe una estructura matricentrada, es decir, la madre es la responsable de llevar el sustento y por ello se le dificulta acudir a la escuela y apoyar a sus hijos en las tareas). Sin embargo, dado que se planifi­caron los talleres con un lapso amplio entre uno y otro, logramos integrarlas al proceso formati­vo. Por esa razón estudiamos, posteriormente, la posibilidad de trabajar con aquellos alumnos que presentaban dificultades en sus estudios para engranar ambos procesos.

Esta decisión significó establecer los enlaces necesarios entre la familia, el alumno y el docen­te, de tal forma que este último no fuera el único responsable del trabajo educativo. Por un lado, era necesario crear conciencia sobre la impor­tancia y los beneficios que los padres aportan cuando asumen la educación de sus hijos como un compromiso, cuando se involucran, apoyan y trabajan en conjunto con el docente; mientras, por otra parte, debíamos buscar estrategias que ayudaran a superar las dificultades detectadas en nuestros estudiantes.

Retomando el camino

En la primera reunión de la comunidad de aprendizaje para elaborar el plan de acción nos preguntamos: ¿podremos llevarlo a la práctica?, ¿contaremos con el apoyo de los alumnos, re­presentantes y docentes?, ¿seremos capaces de motivarlos?, ¿qué tipo de situaciones encontra­remos? Iniciamos el trabajo creando un espacio de apoyo al docente que denominamos “Com­partiendo inquietudes aprendo más”, mediante el cual el maestro podía compartir las inquietu­des que poseía en torno a sus estudiantes con la persona asignada a su grado: Angélica Mora / Alfredo Castillo (4to); Adriana Romero /Sonia Mansalva (3ro) y Carmen Suárez / Irma Hernán­dez (2do).

El primer paso que dimos fue elaborar una en­cuesta sencilla donde cada docente debía plas­mar aquellas situaciones que dentro de su labor pedagógica le inquietaban, cuáles eran los alum­nos con mayores dificultades o problemas. Esta encuesta se entregó a los docentes de los grados sección “B” anteriormente señalados del turno de la mañana, quienes plasmaron una serie de datos incluyendo los nombres de aquellos alum­nos que, en su opinión, ameritaban un apoyo ex­tra por parte de la comunidad de aprendizaje, información que luego fue ratificada cuando con­versamos sobre: ¿por qué debemos atenderlo?, ¿cuáles son sus dificultades?, ¿cómo es su actitud en el aula y su relación con los otros?, ¿cómo es su comportamiento?, etc. Cada docente facilitó la información requerida para que “La esperan­za” supiera qué encontraría entre los alumnos.

Empezamos la labor

Es necesario acotar que las actividades con­templadas en el plan de acción debieron ser re­programadas por diversas circunstancias, pero eso no nos desanimó. Lo primero que hicimos fue reunir a los estudiantes remitidos de los tres grados en una misma actividad para brindarles una charla motivacional, durante la cual tuvie­ron la oportunidad de relacionarse, participar en dinámicas (armar frases y explicar su significado, dibujar las escenas de un viaje imaginario narra­do previamente, intercambiar sus aspiraciones para “cuando fueran grandes”, entre otras). Este momento fue importante dado que conversa­mos sobre la importancia de estudiar para lograr las metas personales y triunfar.

Dentro del grupo de niños y niñas que comen­zamos a atender teníamos casos de hiperactivi­dad, desmotivación, debilidades en la lectura y escritura, sobreprotección de los padres, dificul­tad para pronunciar algunos fonemas y un caso donde había un problema de legalidad (un niño adoptado).

Esas situaciones nos obligaron a preguntar­nos: ¿qué detalles se nos escapan como docen­tes?, ¿cómo detectar esos problemas a tiempo?, ¿cómo ayudar a mejorar la calidad de los apren­dizajes?, ¿qué hacer? En el proceso de búsqueda a estas respuestas descubrimos que un pequeño problema podía servir de desencadenante de otro, por ejemplo, conseguimos la siguiente re­ferencia de Gaona en el sitio web (http://www. neuropediatria.compy/book/neurodesarrollo Transtornov 20de 20 Aprendizaje /trastornos de escritura litm), quien señala: “En mi práctica me refiero a dislexia solo cuando cumple la defini­ción sencilla del comienzo: niño que no aprende a leer, con inteligencia normal y ningún otro problema que explique la dificultad… siendo la dislexia un pro­blema de aprendizaje, acaba por crear una persona­

lidad característica que en el aula se hace notar o bien por la inhibición y el retraimiento o bien por la aparición de conductas disruptivas, hablar, pelear, no trabajar… La dislexia va unida en ocasiones a otros problemas de aprendizaje escolar, tales como la disgrafía (dificultades en el trazado correcto de las letras, en el paralelismo de las líneas, en el tamaño de las letras, en la presión de la escritura) y en fa­ses posteriores aparece la disortografia (dificultades para el uso correcto de las reglas de ortografía). He de insistir en la importancia de la detección precoz de estos problemas, antes de que generen los pro­blemas de personalidad a que he aludido”. Reflexio­namos mucho la última oración al extremo que planteamos la necesidad de que la escuela como institución debía desarrollar un trabajo orien­tado a detectar y brindar, mediante la ayuda de un especialista, la orientación requerida para superar los problemas de dislexia detectados en nuestros alumnos.

Todas las actividades requerían de mucha de­dicación por parte de los integrantes de la comu­nidad, pero esta misma situación nos incentivó a seguir investigando ya no solo de problemas de conducta, sino también de trastornos de apren­dizaje, lectura, escritura y del lenguaje, ya que el grupo de alumnos que atendíamos invertían letras, números y palabras; confundían los fone­mas d-b, c-s-z, g-j, entre otros; tenían dificultad para pronunciar palabras, sustituyendo sílabas; escribían aglutinando palabras; les costaba es­tar atentos y concentrarse en las actividades; realizaban escritura en espejo; algunos movían excesivamente sus manos y pies, levantándose continuamente; respondían de manera precipi­tada sin esperar que se terminara de formular la pregunta; confundían el orden de letras dentro de las palabras.

Frente a esa situación decidimos que no bas­taba únicamente organizar ciertas actividades, era necesario darle cierta formalidad al trabajo por ello optamos por construir con los mismos niños una especie de portafolio donde quedaría el registro de sus avances y el producto de lo que hacían, así podrían comprender lo que eran capa­ces de hacer. Buscamos mucho material acorde a cada caso (desde lecturas, sopas de letras, com­pletar palabras, organizar frases, escribir textos, ejercitar operaciones, colorear, armar rompeca­bezas, etc.) y cada alumno fue el responsable de organizar el suyo.

Involucrando a otros

El portafolio de nivelación fue de gran ayuda para los niños, ya que constantemente nos pre­guntaban “¿cuándo trabajaremos, maestra?” y fue precisamente esa actitud la que nos impul­saba a pensar cada sesión con más dedicación y cariño. Nuestros alumnos comentaron con sus padres el inicio de nuestra comunidad de apren­dizaje, explicándoles que “hacían otras cosas fuera del aula que les divertían mucho”, lo cual motivó a algunos representantes a indagar de qué se trataba. Al explicarles nuestro propósito se sintieron complacidos y apoyados por parte de la institución, especialmente cuando les diji­mos que, para obtener mejores resultados, de­bían trabajar con nosotros.

Para garantizar la participación de los padres y representantes involucrados, organizamos una reunión explicándoles cada caso y la necesidad de tener su apoyo. Algunos admitieron que su representado tenía debilidades más no conocían exactamente la posible dificultad de aprendizaje, lenguaje e hiperactividad que padecían; de igual forma, otros aseguraron que en oportunidades anteriores el niño había recibido ayuda espe­cializada, pero continuaba igual. Los padres se comprometieron a trabajar conjuntamente con su hijo, el docente del grado, la psicopedagoga y el responsable de la comunidad de aprendizaje por el mejoramiento continuo preventivo de las dificultades detectadas y, en algunos casos, de prevenirlas.

En la mayoría de los encuentros con los estu­diantes y representantes se realizaron lecturas reflexivas de los libros Educar en valores y el valor de educar, Jesús, maestro y pedagogo, Los padres primeros y principales educadores de sus hijos, es­critos por Antonio Pérez Esclarín, al igual que muchos cuentos infantiles. En cada sesión de trabajo les recalcábamos a los padres la oración “Los niños aprenden lo que viven”.

Apoyando al docente

Desde la comunidad de aprendizaje conside­ramos que era necesario brindarles información a los docentes de manera que pudieran formarse y conocer estrategias que los ayudaran a enfren­tar los problemas en el aula. Para esto investiga­mos muchos temas en internet como por ejem­plo:

  • Hiperactividad: www.psicologiainfantil.com/ articulohiperactivo/htm Con el material se­leccionado se organizó un portafolio con acti­vidades educativas lúdicas imprimibles en las áreas de matemáticas y lenguaje, acordes al grado.
  • Escritura espejo: http://estimula ciontem­prana.fullblog.com.ar/post/ escribir-en-espe­jo-431244464075/ En esta página descubri­mos que existen dos causas principales que generan esta dificultad en los niños: proble­mas de lateralidad y de la percepción visual
  • Trastornos del aprendizaje: http://www.na­taliacalderon.com/trastornosdelaprendizaje-c-53.xhtml
  • Trastornos de la escritura: http://www.neu­ropediatria.com.py/book/neurodesarrollo/ TranstornosdeAprendizaje/trastornos_de_la­escritura.htm
  • Lectoescritura adaptada: Aplicación accesible a personas con deficiencias visuales a través de lectores de pantalla mediante el uso reite­rado de la tecla TAB y otros métodos. http:// www.isftic.mepsyd.es/w3/cos/MaterialeEdu­cativos/mem2007/lectoescritura_adaptada/ lea/menuppal.html
  • Salón Hogar: Brinda recursos didácticos de ciencias, matemáticas, inglés, noticias y diver­siones: http://www.salonhogar.com

Involucrando las TIC’s

Otra estrategia importante que empleamos para ayudar a nuestros alumnos fueron las TIC’s, mediante las cuales buscamos y seleccionamos recursos educativos interactivos para practicar y reforzar lo trabajado en las distintas sesiones. Entre esas páginas podemos mencionar las si­guientes:

http://www.isftic.mepsyd.es/w3/cos/Ma­terialesEducativos/mem2007/lectoescritura_ adaptada/lea/menuppal. html: Mediante su uso nuestros alumnos practicaban la lectura y en­contraron diversidad de ejercicios que también colaboraban para ejercitar la percepción visual.

http://www.salonhogar.com/ Consultando este espacio los estudiantes conocieron las de­bilidades que poseían en la aplicación de las ope­raciones matemáticas, mientras las ejercitaban.

http://www.chicomanía.com/ Brinda la posi­bilidad de investigar y realizar una gran diversi­dad de juegos educativos.

http://www.gobiernodecanarias.org/educa­cion/9/usr/eltanque/e_guadalinex.html Este si­tio web brinda muchas actividades divertidas y amenas de matemáticas y escritura.

http://www.isftic.mepsyd.es/w3/Materiale­sEducativos/mcm2007/lectoescrituraadapta­da/lea/menoppal.html Aplicación accesible a personas con deficiencias visuales a través de lectores de pantalla mediante el uso reiterado de la tecla TAB y otros métodos abreviados.

La inclusión de las TIC’s no estaba pautada en la planificación inicial, pero considerando que es un recurso atractivo para los niños decidimos in­corporarlo a nuestras actividades.

Algunos resultados

Nos sentimos satisfechos de los resultados obtenidos, especialmente porque la mayoría de los alumnos participantes lograron nivelarse con su grupo de compañeros de grado. Vale la pena señalar la situación que vivimos con un niño de 3er grado con escritura espejo, quien internali­zó y se apropió de la percepción correcta de los fonemas b-d y p-q; su representante se mantuvo en constante comunicación con la docente de “La esperanza” apoyando a su hijo en los ejerci­cios que se le asignaban.

Logramos la colaboración y participación efectiva de todos los involucrados, se diseñaron estrategias que permitieron conocer, evaluar y detectar en los niños su grado de conocimiento y posibles afecciones del aprendizaje, siendo re­mitidos al Departamento de Psicopedagogía de la institución, manteniendo una comunicación constante con este para que se trabaje en los ca­sos hasta alcanzar el nivel esperado.

Elaboramos un tríptico con la información sobre los trastornos del aprendizaje como un material de ayuda y alerta ante cualquier caso que surja en las aulas, para tomar las medidas a tiempo.

Entre algunas de las dificultades que debi­mos enfrentar como comunidad de aprendizaje fue el factor tiempo (dado que las actividades de búsqueda de información con el internet y el atender a los niños de manera casi personaliza­da ameritaban mucho tiempo) y el hecho de que algunos compañeros no participaron debido a circunstancias diversas, sin embargo, logramos cumplir con las actividades descritas en el plan de acción.

Después de leer esta experiencia, piensa y reflexiona:

  • ¿Alguna vez has tratado con estudiantes que presentaran trastornos de aprendizaje o de conducta? ¿Qué has hecho en esos casos? ¿Has pedido ayuda a otro compañero o compañera?, ¿has consultado con un especialista u otro docente con experiencia en el tema?, ¿o simplemente has tratado de resolverlo por ti mismo?
  • En el contexto actual, si tuvieras en una situación similar al de las autoras, ¿cómo hubieses atendido la situación? ¿Organizarías un equipo de apoyo u optarías por otra alternativa?
  • En toda experiencia siempre se presentan obstáculos. ¿Qué sugerirías para resolver los problemas que enfrentaron los docentes de la U. E. “Dr. Leopoldo Yanes”?