Desafíos que le plantea a Fe y Alegría asumir la educación desde un enfoque de Educación Popular

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Fe y Alegría tiene un desafío enorme: hacer realidad su opción de impulsar una educación de calidad para los y las más pobres con un enfoque de Educación Popular. Al asumir esa opción pusieron todas las cosas difíciles juntas:

  1. Educación de calidad
  2. Educación para los y las más pobres
  3. Con enfoque de Educación Popular

Todo lo anterior en un contexto de escuelas subvencionadas, es decir que requieren de apoyo del Estado y de otras fuentes, lo que les obliga a respetar ciertas normas y cumplir con ciertos acuerdos. ¿Por qué son desafíos enormes? Voy a compartirles lo que yo pienso, el conocimiento que he construido en mis dieciséis años de trabajo en centros y con maestros de FyA y en otras escuelas, trabajando con maestros, en aulas.

Esos desafíos son la referencia para analizar los desafíos que se le plantean a FyA en lo que respecta a innovación, es estos campos donde se requiere hacer innovación.

No abordaré el tema de calidad y sus implicaciones en el marco de un enfoque de Educación Popular por razones de tiempo y porque lo hemos discutido en otras oportunidades, aunque creo que es un tema que requiere ser profundizado.

Tampoco abordaré lo que tiene que ver con el desafío de trabajar con los y las más pobres en la situación actual de la educación de nuestros países.

Me centraré en la educación formal, en el aula de clase. No me referiré a los otros ámbitos importantes de trabajo de FyA de educación no formal y promoción social.

Siempre he encontrado difícil operacionalizar el enfoque de la Educación Popular en el aula de clase. Encuentro muchos obstáculos en la realidad del aula y la escuela y pocas claridades desde lo que se ha escrito. Me parece que hacen faltan ejemplos, herramientas prácticas, experiencias, en definitiva falta avanzar en la construcción de una Pedagogía de la Educación Popular (EP).

Adicionalmente, creo que la opción de educar desde la EP plantea contradicciones importantes con el actual sistema educativo de varios de nuestros países. Contradicciones que debemos conocer, analizar y actuar conociéndolas y asumiéndolas.

En primer lugar, pienso que hay una contradicción en el punto de partida, la concepción que tenemos de educación. Fe y Alegría la concibe como práctica de libertad. Afirma que todo proceso educativo implica la formación para la transformación social y personal, para cambiar el orden establecido porque no es justo, porque puede ser mejorado, porque nos parece mejor, porque responde mejor a nuestras necesidades y contextos.

Desde esa perspectiva hace un planteamiento crítico a la llamada educación “bancaria”, aquella que forma para integrarse al medio social, para reproducir el status quo, para mantener y cumplir las reglas establecidas. Esa educación a la que Bourdieu acusa de “violencia simbólica” al seleccionar y enseñar los significados y los temas a enseñar relegando otros. Al hacer unos contenidos buenos y otros malos.

Sin embargo, muchos de los sistemas educativos del continente, donde se desarrolla el proyecto educativo de FyA, conciben la educación como proceso fundamental para mantener la cohesión social y el orden sociopolítico del Estado, o para formar el capital humano que relaciona y justifica la acción educativa en la afirmación de que cuanto mayor es la calidad de la educación, mayor es la productividad y el ingreso real per cápita. Estas últimas concepciones son contrarias a la educación como espacio fundamental para construir conocimientos, opiniones, posicionamientos, pensar en alternativas en vista a la transformación.

Sobre la base de esas concepciones diferentes a la de FyA está organizado el sistema educativo del que formamos parte. Es en ese contexto que trabajan muchas de las FyA, pero esa concepción plantea una contradicción importante, sino insalvable con la concepción educativa de FyA y lo ilustraremos con, al menos los siguientes aspectos (hay muchos otros más).

  1. Desde esa concepción de educación, el sistema funciona con currículos más o menos pre-hechos, muchas veces de obligatorio cumplimiento, homogéneos, recargados de contenidos y que no dan posibilidad de entrada al contexto, a la experiencia anterior, a los intereses. Constituyéndose al final en frenos, límites para el aprendizaje y también para la enseñanza. Ese tipo de currículos son contrarios al planteamiento de la Educación Popular donde el contexto se constituye en una propuesta para hacer una epistemología diferente, una construcción colectiva (obviamente respetando marcos curriculares generales que establecen competencias, habilidades o capacidades a desarrollar en los distintos ámbitos del saber: procedimental, actitudinal y cognitivo). El contexto es también para la educación popular una oportunidad para impulsar un proceso didáctico que permita aprender de una manera diferente.
  2. Se organiza el conocimiento en gavetas o compartimentos llamados asignaturas, separadas unas a otras, y diferente de la lógica misma de construcción del conocimiento, o de la manera en que funciona el mundo y por tanto diferente de la lógica que necesitamos seguir si partimos de construir el conocimiento en diálogo con el contexto, con la realidad.
  3. La manera en que valora el saber, partiendo de un saber con más valor: el sabio, que viene del libro y el maestro, y uno de menos valor, que viene del estudiante, y que muchas veces es considerado como un obstáculo epistemológico, al mejor estilo de Bachelard. Esto está vinculado al poder, el poder que se maneja en el aula es el poder del saber, que lo tiene el docente, no el niño, es un poder no compartido y esto genera actitudes de “no participo porque el que sabe es el maestro” o “el otro me va a ridiculizar porque no sé”. Lo anterior obstaculiza lo que es básico en la Educación Popular, el compartir los saberes y el reconocer que el profesor tiene un saber y eso es un poder, pero también lo tienen los alumnos. Y que esos esos saberes se comparten, para lo cual el docente debe estar a la escucha del saber de sus estudiantes. Eso parte del tema del diálogo cultural. Y es lo que hace posible que considere al niño y la niña como un agente.
  4. En las aulas de clase tal como están organizadas y normadas en estos sistemas educativos, el error es temido, sancionado y evitado. En lugar de ser espacios donde el error es un lugar de paso para el pensamiento, el debate, las indagación. ¿Cómo sería posible aprender si no nos equivocamos? Esa escuela en la actuamos, en palabras de Emilia Ferreiro, “regala el fracaso a la familia o al niño y no asume la responsabilidad de que todos los chicos pueden aprender y deben aprender”. Eso plantea una contradicción importante con la Educación Popular. Adicionalmente muchas veces no se cuenta con el tiempo necesario para el impulso de situaciones que permitan generar el conflicto cognitivo, el conflicto socio-cognitivo, o en lenguaje freiriano, el “dialogo de saberes”, procesos imprescindibles para la construcción del conocimiento.
  5. Organiza el tiempo en base a horarios que no consideran el ritmo natural de los grupos para aprender u otros factores tales como el interés que suscita el contexto de aprendizaje, la motivación. Lo anterior impide usar lo que Freire llama la “veta educativa”. De esta manera, el tiempo destinado a aprender plantea un límite a la acción educativa.
  6. En muchos de nuestros sistemas educativos se impulsan procesos de planeación didáctica rutinarios y enlatados. La Educación Popular, para contar con la libertad que requiere en su desarrollo metodológico, pienso que necesita de procesos de planeación didáctica estratégicos, que partan de los objetivos de aprendizaje para diseñar situaciones de aprendizaje, situaciones problemáticas y desafiantes en que se pondrá a los estudiantes para que construyan su conocimiento, que permita coordinar los momentos de aprendizaje aprovechando el contexto, los intereses de los participantes y las oportunidades que se presentan. Encuentro, sin embargo, que en los referentes con los que contamos actualmente de la Educación Popular no se ha profundizado en las particularidades que requiere un proceso tan importante y delicado como el de la planeación didáctica. En mi experiencia este proceso, o la falta de él, es el causante de los reiterados fracasos que enfrentamos en el aprendizaje en el aula de clase. Pienso que no se le ha prestado la atención suficiente a este proceso fundamental.
  7. Los y las docentes, su formación, acompañamiento y su carrera profesional es un tema central del que hemos hablado en otras oportunidades, aquí solo tendremos el tiempo de esbozar algunos de los desafíos que plantea para la acción en el aula de clase. Sin embargo solo quiero mencionar que el abordaje sistémico de este tema es uno de los problemas fundamentales que nos urge resolver. El actual sistema educativo, para funcionar adecuadamente y responder a sus objetivos (mantener la cohesión social y el orden sociopolítico del Estado, o para formar el capital humano) ha burocratizado el oficio del maestro, pues tal como lo menciona Emilia Ferreiro, los docentes solamente reciben instrucciones y las ejecutan, lo que es la mejor definición de un burócrata. Por lo anterior cada vez más se ha desprofesionalizando la docencia. Sin embargo, para hacer realidad una educación centrada en el aprendizaje, especialmente si tiene como enfoque la educación popular, se requiere de profesionales, que son los que saben lo que están haciendo, por qué lo están haciendo y tiene una racionalidad y una especificidad que puede defender profesionalmente. Necesitamos docentes investigadores, provocadores, curiosos, constructores de situaciones de aprendizaje y no simples cumplidores de orientaciones. Como educadores de FyA el docente debe ser un educador popular y hacer permanentemente una relectura de la realidad. Partir de la realidad, necesidades y características de sus alumnos y del marco curricular, planificar, analizar la realidad, regresar a la realidad, pero actualmente no contamos con metodologías que lo permitan. Normalmente repartimos pedazos y luego armamos, pero no enseñamos a discutir y llegar a conclusiones colectivas. Por ejemplo no trabajamos en discusiones colectivas para que logremos, por ejemplo, construir un párrafo de manera colectiva. Esto construye ciudadanía, pero no lo aprovechamos. Un problema gigantesco que se nos plantea es que muchos años de experiencia y de investigación nos indican que la formación en servicio es exitosa cuando está vinculada a la realidad y las necesidades de los y las docentes en el aula. Necesitamos mejorar los procesos de acompañamiento de aula, y convertirlos en procesos de construcción colectiva de conocimientos en el aula, de trabajo a la par del maestro. Sin embargo eso que sabemos que es exitoso no lo podemos hacer porque NO TENEMOS TIEMPO NI RECURSOS. Y en su lugar hacemos supervisión rapidita y a lo sumo algún que otro acompañamiento. Es una condición de posibilidad para hacer educación popular en el aula, acompañar a los docentes y eso implica tiempo institucional de los acompañantes y los acompañados.
  8. La mayor parte de las escuelas se plantean y consideran como burbujas alejadas de la comunidad (o que viven “juntas pero no revueltas”). El sentido de pertenencia está más vinculado a otras escuelas, que a la comunidad de la que forman parte. Hay una dificultad para concebir y organizar una profunda relación escuela – comunidad. Sin embargo la Educación Popular entiende la comunidad como parte fundamental del currículo, como un objeto de aprendizaje y de transformación.

Podríamos seguir hablando muchas horas de otros desafíos, grandes y pequeños, que nos plantean las opciones que ha hecho Fe y Alegría. Seguramente habrá tiempo en este y otros encuentros. Sin embargo lo importante es tener conciencia que es en ese contexto en que se debe hacer innovación en Fe y Alegría. Es importante tener conciencia y realizar las contradicciones fundamentales en las que trabajamos para ir encontrando caminos. En mi experiencia en FyA siento que hace falta profundizar esta conciencia. Veo muchas veces temor y excesivo celo en cumplir con el sistema. El problema es si en el camino no estamos renunciando a principios fundamentales. Lo veo en lo que sucede en el aula, en las metodologías que se implementan, el rol que se asigna a los estudiantes, la manera en que se integra o no el contexto al proceso educativo.

Está claro que necesitamos vivir y desarrollarnos en este mundo. No estoy proponiéndoles una revolución, sino que tengamos claridad de las contradicciones fundamentales en que nos movemos, de aquello que es negociable y de aquello que no lo es. Tenemos que escoger nuestras batallas, pero lo tenemos que hacer con mucho debate, mucha reflexión y mucho estudio de la realidad y de la teoría.

Hay cosas en las que tenemos que batallar: un marco curricular flexible, no impositivo; la posibilidad de organizar de manera diferente el espacio educativo; el horario; la formación docente; la metodología de planeación didáctica. Están trabajando el tema de la innovación, lo que es muy importante, y creo que el marco de la innovación en FyA debe responder a una pregunta clave:

¿Cómo coexistir con un sistema con el que tenemos contradicciones, ocupando nuestro “metro cuadrado” como decía Freire, pero desarrollando plenamente una pedagogía de la educación popular en el aula de clase?

Y es importante recordar que es posible que no haya una solución universal, válida para todos los momentos, experiencias y territorios. Y por ello la innovación no siempre debe buscar eso. La realidad, las necesidades no siempre pueden ser aprehendidas con unas pocas soluciones, por ello debemos estar abierto a la diversidad, a las múltiples posibles soluciones, teniendo siempre claro nuestros objetivos fundamentales.

La innovación no puede centrarse únicamente en alternativas costo – efectivas porque a veces las soluciones son mucho más costosas, pero sin ellas no podremos avanzar, es el caso de la formación inicial de docentes; puede que tampoco sean aplicables a todos los contextos porque quizás haya contextos muy particulares que requieran un tipo de innovación que no sea replicable, sin embargo es fundamental hacerlo en ese contexto; hay alternativas que muchas veces no son sostenibles, pero son necesarias, me refiero por ejemplo a todas aquellas opciones que permiten que los más pobres puedan ir a la escuela sin asumir los costos que implica.

Incluso puede que no sean sofisticadas. Según muchas investigaciones y experiencias a lo largo del mundo, cambios pequeños impulsados por docentes motivados y formados tienen un gran impacto en la mejora de los aprendizaje como por ejemplo ampliar y mejorar el tiempo de lectura, escoger textos interesantes, hacer trabajos de grupos interesantes, utilizar material concreto y estudios de caso de la comunidad para mejorar los aprendizajes de las matemáticas, partir del contexto como objeto del conocimiento, etc. ¿Por qué si conseguir mejoras en los aprendizajes está tan al alcance de la mano, aún no lo logramos? Quizás estamos buscando la solución mágica, quizás seguimos despreciando el pequeño escalón. O quizás estamos respondiendo a objetivos del sistema educativo que tienen que ver más con lograr el desarrollo de normas y principios para la integración a la sociedad y el mantenimiento del estatus quo, que a los intereses de los niños y jóvenes y sus familias.

Ojalá los procesos de innovación en Fe y Alegría se ocupe de estas humildes pero importantes procesos que son el alma de lo que ocurre en el aula de clase, lugar donde todo ocurre o nada ocurre en la educación formal. Si logramos impactar en esos ámbitos, lograremos influir de manera determinante en la mejora de los aprendizajes y podremos asumir de mejor manera los inmensos y fundamentales desafíos que se han planteado Fe y Alegría.

Josefina Vijil
Nicaragua (Octubre, 2014)

Categorías: Reflexiones

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