En los últimos años ¡qué difícil se ha vuelto el trabajo de educar! En ocasiones se tiene la sensación de ir contracorriente cuando se deben enfrentar tantas situaciones que, de una u otra forma, afectan a nuestros niños, niñas y adolescentes, ¡incluso a los que trabajamos como educadores!
Ser educador en la actualidad sigue siendo un reto, que exige mucho de la capacidad de escuchar y valorar al otro. Vivimos en un torbellino permanente de reacciones que desconciertan y de decisiones que van desmoronando el mundo que conocemos. La sociedad actual no exige únicamente que la escuela se adecue a sus exigencias, sino también que sea capaz de adaptarse a sus necesidades, especialmente cuando el uso de las nuevas tecnologías es lo que marca la pauta y hay que aprender a usarlas de manera adecuada, lo que exige no sólo pericias técnicas sino también competencias pedagógicas y éticas. Sin embargo, este reclamo se desvirtúa cuando los medios de comunicación enfatizan el individualismo y un consumismo desaforado. Nos movemos entre dos incógnitas: ¿cómo enseñar para seguir aprendiendo a aprender? y ¿de qué manera enraizar valores que ayuden a humanizarnos?
En Fe y Alegría seguimos defendiendo el derecho de aprender sobre todo a ser, a desarrollar la esencia de la persona, de modo que todos alcancen su plenitud. No somos únicamente depósitos para llenar de conocimientos: somos mucho más que eso. Por un lado, creemos en la necesidad de desarrollar competencias que permitan aprender en y para la vida, por lo cual vivimos evaluando los procesos que nos identifican como un Movimiento de Educación Popular, empecinados en el diseño de proyectos orientados a mejorar la calidad de la educación que brindamos a miles de niños, niñas, adolescentes y adultos. Pero, por otra parte, esos mismos proyectos van más allá de la formación o capacitación del personal, dado que también abordan la construcción de la persona y del ciudadano de todos los que hacemos vida en los centros educativos, en los CECAL, en los centros comunitarios de aprendizaje del IRFA, en los IUJO y en las oficinas. No puede haber una verdadera educación de calidad si no tenemos educadores de calidad, es decir, hombres y mujeres auténticamente comprometidos a dar lo mejor de sí, en una permanente búsqueda de recursos y estrategias que siembren la curiosidad, la pregunta, el deseo de experimentar, el afecto, la alegría, la propuesta.
Venezuela está cambiando, querámoslo o no, sujeta a planes y propuestas por parte del Estado que, en algunos casos, no logran concretarse por múltiples razones, y colocan al ciudadano común en una encrucijada peligrosa. Y por esta simple razón, la escuela tiene que asumir, con más firmeza, su compromiso para educar en ciudadanía porque, como señalaba Freire, “La escuela no distribuye poder, crea poder”. En este aspecto queremos que nuestra revista Movimiento Pedagógico, ahora en formato digital, siga siendo una revista de los maestros para los maestros y que, como una gran red, pueda servir para conocer experiencias, reflexiones, propuestas y estrategias que dinamicen el trabajo en el aula y ayuden a fraguar personas plenas y ciudadanos productivos y solidarios.
Movimiento Pedagógico es una revista para ayudar a revisar la labor como educadores, comparar lo que sabemos, compartir inquietudes, conocer personajes, acceder a estrategias nuevas… Por ello la invitación es y seguirá siendo a que la construyamos entre todos.
En esta ocasión, cuando llegamos a nuestro segundo número en versión digital, tendremos la oportunidad de conocer la labor desarrollada por una joven voluntaria vasca en dos comunidades del estado Zulia, el trabajo de un CECAL que se sembró en un centro de detención en Uribana, ideas para conocer algo de geografía teniendo como tema generador el Mundial de Fútbol Brasil que acaba de finalizar y descubrir algo de la vida de Nelson Mandela, entre otros artículos y videos.